Sí, ya basta,
de que los hombres caminen por el mundo
con la frente en alto,
indiferentes al dolor de sus hermanos
que sufren.
Ya basta, de corazones fríos
que sonríen a la vida mostrando sus logros,
mientras arrastran su espíritu
por la amargura del planeta.
Sí, ya basta, de que los hombres se llenen
de títulos y coronas
mientras caminan muertos carentes de obras buenas,
esperando ser recuerdo tras su muerte.
Ya basta, de que busquen a Dios en las alturas,
por agua, aíre y tierra,
cuando es la chispa sagrada del corazón.
Y basta,
de que los hombres sean más carne que espíritu
y que las cosas materiales importen más,
sin darse cuenta
de que pronto podríamos extinguirnos.
de que los hombres caminen por el mundo
con la frente en alto,
indiferentes al dolor de sus hermanos
que sufren.
Ya basta, de corazones fríos
que sonríen a la vida mostrando sus logros,
mientras arrastran su espíritu
por la amargura del planeta.
Sí, ya basta, de que los hombres se llenen
de títulos y coronas
mientras caminan muertos carentes de obras buenas,
esperando ser recuerdo tras su muerte.
Ya basta, de que busquen a Dios en las alturas,
por agua, aíre y tierra,
cuando es la chispa sagrada del corazón.
Y basta,
de que los hombres sean más carne que espíritu
y que las cosas materiales importen más,
sin darse cuenta
de que pronto podríamos extinguirnos.
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